Agresividad felina

Aunque nuestros gatos suelen ser mascotas tranquilas, en algunas ocasiones pueden surgir comportamientos indeseados agresivos. El gato es un animal que prefiere escapar a enfrentarse a un peligro que le supera, no obstante, sabe defenderse si hace falta. Un gato no parece ser tan peligroso como un perro agresivo (que podría llegar a matarnos), pero sin embargo es una formidable máquina de hacer “pupa” para su pequeño tamaño, con un buen manojo de cuchillos en cada mano al mas puro estilo “Lobezno” y unos dientes como agujas. 

La agresividad en los gatos es el segundo problema de comportamiento más común después de los problemas de eliminación. La agresividad en el gato, como en cualquier animal, tiene muchas causas y tiene, como casi siempre, un fondo genético y otro ambiental. Hay gatos cuyos genes les dictan mostrar comportamientos agresivos más frecuentemente que otros, y en ambos casos la socialización y las experiencias de vida modulan estos genes, haciendo que el gato, finalmente, se muestre agresivo o no frente a un estímulo.

Normalmente, los gatos que carecen de una sólida socialización presentan más comportamientos agresivos, sobre todo relacionados con el miedo. Los gatos bien socializados, que han sido criados en un hogar, son más tolerantes para estímulos de todo tipo, e incluso en el caso de gatos de raza, los criadores seleccionan a los animales con mejor carácter, transmitiendo así genes que evitan agresividad (o al menos deberían hacerlo).

Gato en postura agresiva

Se podría definir la agresividad como un comportamiento amenazador hacia otro individuo, ya sea humano o felino. Es un comportamiento natural que en libertad sirve para defender territorio y protegerse de los peligros. Las manifestaciones de agresividad pueden ir desde un ligero siseo a un ataque en toda regla.

Es indispensable conocer el lenguaje corporal del gato para detectar problemas de agresividad. Esto permite al dueño entender porqué el gato puede estar reaccionando asi, detectar la causa y actuar en consecuencia. EL gato expresa su agresividad tanto con señales faciales como en el resto del cuerpo. No obstante hay que destacar que las señales corporales del gato son mas sutiles que las del perro, y exigen más atención para ser detectadas y correctamente interpretadas. Existen señales “de ofensa” y “de defensa”. Hay una serie de puntos fácilmente identificables:

• Señales de ofensa felina: el gato pretende parecer más grande de lo que es, más intimidante. El gato levanta la cola, la coloca muy tiesa, lo mismo las patas y la parte posterior del cuerpo muy levantada. En el caso de que el gato esté tumbado, la mantendrá rígida. La mirada del gato estará fija hacia su oponente, las orejas estiradas hacia arriba. El pelo se erizará, incluyendo el pelo de la cola. Las pupilas se contraen. El gato mira fijamente y de frente al oponente, incluso puede avanzar hacia el. Es posible que el gato aulle o gruña.

• Señales de defensa: aquí, por el contrario el gato tratará de pasar por más pequeño de lo que es, adoptando una postura de auto defensa. El gato se comprime y agacha, la cola se curva alrededor del cuerpo. Los ojos estarán abiertos con las pupilas dilatadas. Las orejas se echan hacia atrás o a los lados. El pelo se eriza. Un gato ansioso retraerá los bigotes, uno miedoso puede dirigirlos hacia delante para calcular que distancia hay con el peligro. El gato no mira de frente, sino de lado. El gato abre la boca y sisea. A veces, la pata se mueve rápidamente dando “manotazos” con las uñas hacia afuera.

Posturas corporales del gato. La agresividad aumenta desde A0 a A3. El temor aumenta desde B0 a B3. A3B0 representa la postura corporal del gato más agresivo, A0B3, la del gato más temeroso. A3B3 representa al gato agresivo-defensivo. De http://argos.portalveterinaria.com/noticia/4939/ARTICULOS-ARCHIVO/Agresividad-felina.html

Expresiones faciales del gato. A2B0 representa a un gato ofensivo-agresivo; A0B2 representa a un gato defensivo-agresivo.

En cualquiera de ambos casos, si el estímulo que ha provocado estos comportamientos no cede, el gato puede atacar con todas las armas disponibles (garras y dientes).

Existen diferentes tipos de agresividad y no son mutuamente excluyentes, pudiendo ocurrir varios de ellos a la vez. Lo esencial es actuar cuanto antes para no cronificar la situación. Lo primero que se debe saber al tratar con un gato agresivo es que nunca debe castigarse ni tocarse (a menos que se deba coger al animal por motivos de su propia seguridad o porque hay que darle un medicamento) ya que esto aumenta la agresividad y la ansiedad. Como ya hemos comentado en otro post, los gatos no reconocen de modo correcto un castigo, y lo único que les produce es miedo o rechazo.

Agresividad por dolor o enfermedad:

Una toalla nos puede ayudar a manejar a un gato

Es lo primero que debemos pensar si no existe un motivo claro por el cual el gato se muestre agresivo, o si nuestro gato siempre ha sido muy dócil y de repente se ha vuelto agresivo. El dolor por una enfermedad puede llevar al gato a tener respuestas agresivas, sobre todo si tocamos sin querer la zona dolorida. Los motivos de dolor pueden ser diversos, como una artritis (sobre todo el animales ancianos), golpes en la columna o patas, dolor dental, otitis, infecciones ocultas, peritonitis infecciosa, abcesos, inflamaciones en órganos e incluso problemas neurológicos que desorienten al animal. En estos casos la postura del animal suele ser defensiva. La solución, es obviamente dar con el problema de salud y solucionarlo. Para empezar, hay que coger con muchísimo cuidado al animal para evitar tocar zonas doloridas y meterlo en un transportin rígido y seguro. Es importante saber el coger al gato de la manera mas segura y confortable para él y para nosotros. Nunca se debe recompensar al gato en estas situaciones, ni dirigirle cariños, simplemente realizar la acción de manera delicada y rápida.

El veterinario tendrá que realizar un examen concienzudo y determinar que tratamiento es el adecuado. Muchas veces el animal reaccionara con agresividad porque dar el medicamento puede incluir tocar la zona dolorida (por ejemplo, para curar la otitis podríamos tener que tocar la oreja). En estos casos, dejar que el primer tratamiento lo ponga el veterinario, para paliar el dolor al menos en parte, y tratar de administrarlo en casa de la manera más delicada posible. Quizá sea necesario del uso de guantes, un bozal para gatos o una toalla para evitar arañazos (rodear el cuerpo con la toalla).

Agresividad por miedo

Algunos gatos no han sido bien socializados desde que son cachorros y por ello sospechan de cualquier ruido o movimiento que les pille desprevenidos. No les gusta que les toquen, o que se acerquen a ellos de manera rápida. Incluso hay gatos socializados, que en ocasiones pueden asustarse: en el veterinario, o si los bañamos por primera vez. Este comportamiento ocurre especialmente si el gato ve que no tiene posibilidad de escape, y normalmente se ve reforzado porque el dueño deja de hacer lo que hace por miedo a un arañazo (dejamos de bañar al gato por miedo y el aprende que si se enfada consigue que no le bañen).

El tratamiento para este tipo de agresividad suele ser de remodelado de la conducta. En el caso de los gatitos, hay que hacer un esfuerzo para socializarlos, exponiéndoles a un variado número de estímulos (manipularlos, jugar, escuchar ruidos, ver movimientos, contacto con otros gatos, bañarlos, llevarlos al veterinario…etc). En el caso de gatos adultos, la exposición al estímulo que provoca agresividad debe hacerse de manera gradual y controlada, dejándose asesorar, si llega el caso, por un profesional. En ocasiones se hace necesario también el uso de fármacos como terapia desensibilizante.

Agresividad predadora

El gato es un animal cazador y lleva en sus genes acechar y perseguir cosas que llamen su atención. Este tipo de agresividad suele darse hacia otras mascotas de la casa (sobre todo pequeños animales aunque también a otros gatos) o bien a las personas (seguro que conoceis gatos que “atacan” a los pies). No suele venir anunciada por las señales que hemos descrito anteriormente, es explosiva e impredecible. Es de difícil tratamiento puesto que es una agresividad muy instintiva. Se recomienda redirigirla hacia juguetes (plumeros por ejemplo) y nunca recompensar juegos en el que el gato muerda nuestras manos y pies.  Esta agresividad esta muy relacionada con el siguiente tipo.

Algunos gatos utilizan a sus congeneres como "presas"potenciales, sobretodo cuando el otro gato no se defiende. Suelen acecharles o prepararles emboscadas como si estuviesen cazando un ratón, para después sujetarlos.En estos casos se debe proporcionar al gato agresor un ambiente rico en estimulos y mas horas de juego, pero nunca despues de la agresión, o podría aprender que estamos recompensando su comportamiento.

Agresividad en el juego

Relacionada con el tipo anterior.  El juego es parte del entrenamiento de los gatitos para su futuro cazador, y es normal que entre ellos jueguen. El propio juego entre gatos les ayuda a autolimitarse, puesto que un gato agresivo en el juego recibe a cambio “toques de atención” de su madre o de sus hermanos, aprendiendo a jugar de modo controlado. Sin embargo, hay gatitos huérfanos o de camadas de un solo gatito que no reciben adecuadamente esta educación. En ese caso, redirigir la agresión a juguetes, inhibir al gato cuando ataque con una bocina o ruido fuerte o una pistola de agua. Nunca jugar con manos o pies con el gatito. Algunos gatos presentan este tipo de agresividad cuando se aburren, destrozando muebles y objetos. En este caso, proporcionar al animal más momentos de juegos. A los  gatos que no respondan a tratamiento pueden colocárseles un cascabel para localizar al animal antes de que ataque.

Agresividad territorial (o hacia otros gatos en general)

Este tipo de agresividad suele comenzar cuando el gato tiene uno o dos años, es especialmente prevalente en gatos que salen libremente al exterior. Los machos no castrados son especialmente proclives a este tipo de agresividad, aunque también ocurre en hembras. Normalmente este tipo de agresividad está dirigida a otros gatos (incluso no a todos los gatos, sino a algunos en concreto!), aunque en ocasiones ocurre hacia humanos o perros. Las posturas típicas son ofensivas, siseando, aullando y gruñendo.

Los gatos son animales territoriales que marcan con feromonas su territorio. Algunos gatos son tolerantes con sus congéneres, pero otros no.  Para tratar este tipo de agresividad se recomiendan terapias de desensibilización, presentando a los gatos en etapas para que el gato acepte poco a poco a los miembros nuevos, en algunas ocasiones se hace necesaria la medicación y se recomienda también el uso de feromonas faciales en el entorno (Feliway, Felifriend). A veces el gato agredido también necesita medicación para calmar la ansiedad provocada. Para separar dos gatos que luchan, puede usarse una alfombra o una manta, echada encima de uno de ellos. A continuación, separarlos en lugares distintos donde no puedan olerse. No recompensar al gato cuando presente este comportamiento.

Agresividad entre machos

En ocasiones el comportamiento agresivo se produce entre machos enteros producto de las hormonas. Es especialmente agudizado si hay hembras en celo próximas o un miembro joven alcanza la madurez. Los rituales de lucha entre dos machos son muy característicos.

En este caso se recomienda la esterilización de los individuos o si se trata de animales de cría o no se pueden esterilizar por motivos de salud, mantenerlos alejados y probar terapias de desensibilización.

Inducida por caricias

Muchos dueños de gatos comentan que están con su gato en el regazo, acariciándolo, el gato parece feliz y  ronroneante y de repente, les pega un mordisco y sale corriendo. Aunque no se comprende del todo, este comportamiento puede venir propiciado porque el continuo contacto físico se vuelve desagradable para el animal si se repite de modo continuo, creando ansiedad, excitación e incluso electricidad estática en el pelo del animal. Imagina que continuamente te acarician la mejilla… un poco es placentero, pero de modo repetitivo puede resultar molesto. La mejor solución es observar las timidas señales que el gato nos manda para saber si está cómodo con las caricias o no: mala señal si mueve la cabeza rápidamente hacia nosotros, da “latigazos” con la cola, aplana sus orejas, dilata las pupilas o parece “muy despierto” (en contra de un gato relajado que cierra los ojos y parece dormido).

Agresion desviada o redirigida

Este tipo de agresividad es peligrosa por ser de tipo explosivo, y representa untipo común de agresividad. Ocurre cuando un gato se vuelve agresivo por algún motivo diverso (un animal que lo asusta, una persona, un pájaro que aumenta su instinto depredador) pero con el cual no puede “descargarse” porque existe algún impedimento, por ejemplo una ventana. Incapaz de bajar su nivel de agresividad, arremete con lo primero que pilla, sea humano, perro  o gato. Puede haber un intervalo bastante largo desde el estimulo a la agresión, incluso varias horas. El gato no muestra su agresividad, es algo asi como un reflejo. No es buena idea molestar  a un gato que ha tenido un encontronazo con otro gato o que acaba de oir un ruido que le asusta por este motivo.

Este tipo de agresividad puede ser derivada de la agresividad territorial o por miedo. Es importante identificar el estimulo inicial y eliminarlo.

Agresion de rango (dominancia)

Existen algunos casos de gatos que tratan de dominar sobre otros congéneres en una especia de jerarquía. Los gatos no son animales con una sociedad jerarquizada al uso, como podrían ser los lobos, sino que son solitarios aunque en ocasiones vivan en grupos de estructura social laxa. Los gatos dominantes a menudo son territoriales también, y pueden sisear o gruñir cuando te acercas a sus cosas o si pasas cerca de su zona de descanso. No hay que castigar ni premiar este comportamiento, pero si reforzar cuando el gato se muestre amigable, con caricias o golosinas. 

Posturas dominantes y sumisas en gatos. El gato dominante está a la derecha.
El gato sumiso se aleja lentamente y evita el contacto visual directo.

Agresion materna

Las madres gato tienen un instinto protector hacia su camada. Y por ello si la madre siente que sus gatitos están en peligro, puede volverse agresiva, sobre todo este tipo de agresividad se dirige a otros gatos, aunque ocurren casos a humanos. La agresividad es mas alta en los primeros días de los cachorros. Es recomendable no molestar demasiado a la madre de los cachorros, al menos en los primeros días de vida.

Agresion aprendida

En ocasiones el gato aprende que, siendo agresivo, se produce algo que le reporta beneficio. Por ejemplo, si un gato agrede a otro e intentamos calmarlo con una lata de comida o una chuchería, reforzaremos su comportamiento. Si el gato se muestra agresivo con una visita y lo cogemos y acariciamos, o le dedicamos palabras “conciliadoras” también. Por el contrario, el castigo directo (gritarle, pegarle) también provoca más agresividad y el gato se vuelve más agresivo cada vez. La mejor solución suele ser la identificación del estimulo e intentar minimizarlo o que el gato se acostumbre a el poco a poco, ignorando al gato cuando se muestre agresivo y premiando cuando actue bien. En el caso de tener que actuar (porque el gato ya esta atacando a algo o alguien), tratar de alejarlo con un estimulo   inesperado que no provenga directamente de nosotros (una bocina, una pistola de agua, una lata llena de monedas agitada vigorosamente) para que no haya asociación directa, o utilizar una toalla o manta para inmovilizarlo y dejarlo en un sitio aislado.

Agresion por no reconocimiento

El sentido del olfato es muy importante para los gatos, y en ocasiones se producen agresiones entre gatos cuando uno vuelve del veterinario o de una sesión de peluquería (o una visita de otro tipo). El gato siente que ese animal no huele igual que cuando se fue, causándole agitación que puede desembocar en un ataque. En estos casos se recomienda no presentar abruptamente a los animales y el uso de feromonas faciales felinas.

Idiopática

Se llama asi a la agresividad cuya causa se desconoce. Muchas veces este tipo de agresividad es agresividad redirigida cuyo origen es desconocido. Al no conocer la causa, es difícil el tratamiento. Se recomienda mantener a estos gatos siempre bajo vigilancia en especial si hay riesgos mayores (niños, otras mascotas pequeñas…). 

En resumen, existen muchas razones por las que un animal puede mostrarse agresivo, SIEMPRE hay una razon ya que no tienen interes en herirnos simplemente porque si .Los gatos suelen ser animales que, bien socializados, son tolerantes y apacibles. Es por ello que se hace especial hincapie en la importancia de la socialización en los cachorros durante al menos los primeros tres meses de vida. No se deben comprar/adoptar cachorros menores de esta edad, puesto que deben estar con su madre que es la que les enseña muchos de los comportamientos amistosos y tolerantes hacia otros gatos y humanos, asi como controlar que el gatito no se vuelva demasiado rudo en el juego.El criador o cuidador de la camada tambien debe d ehacer su parte. Si el gatito carece de madre, seremos nosotros los que tengamos que hacer todo el trabajo para que en el futuro el gatito sea un animal equilibrado y sin respuestas agresivas.