Protectoras de animales

En esta época del año, desgraciadamente aumenta el número de animales abandonados, así como el número de camadas indeseadas. En España, se abandonan más de 100.000 perros y 25.000 gatos al año, unas cifras que nos colocan en el puesto número uno del ranking europeo, un puesto para nada honorable. Aunque la tasa de animales abandonados ha ido disminuyendo progresivamente gracias a la concienciación y al microchip, sigue siendo muy elevada, al mismo tiempo que la tasa de adopción en España es muy baja si la comparamos con el resto de países europeos.

Es por ello que la labor social de las protectoras de animales es tan valiosa.  Aunque todo municipio en España tiene la obligación de recoger a todo animal que esté abandonado en sus límites (llevándolos a las famosas perreras municipales), no siempre se actúa adecuadamente, de hecho, una vez “retirados” de la vía pública estos animales esperan a ser adoptados un tiempo (normalmente unas dos semanas) para después ser sacrificados (no todas las perreras lo hacen, pero muchas sí, por motivos puramente de espacio). El método de sacrificio además, suele ser el más económica posible (ya se sabe, el estado tiene que ahorrar).

Las protectoras nacen de un grupo de personas con buena voluntad e intención que se reúnen para fundar la asociación y paliar el sufrimiento animal. Comenzar una protectora de modo correcto y legal lleva su tiempo y esfuerzo, y por desgracia no todos los proyectos acaban teniendo un buen fin, ya que a veces surgen problemas de diversa índole. El primer paso consistirá en legalizar la asociación y aumentar el número de socios, para garantizar un aporte de dinero que permita sustentar el proyecto, además de pedir cualquier tipo de subvención disponible.

El siguiente paso suele ser la construcción del “refugio” que es donde esperarán los animales a ser adoptados. Estos refugios suelen estar situados a las afueras de las ciudades, para evitar problemas con vecinos (ruidos, olores…). Es muy importante que este paso se haga de manera legal para evitar problemas con el municipio, es decir, que no sea un “terrero personal” donde yo me monto un zoo caritativo, han de ser terrenos arrendados al nombre de la asociación, con una licencia aprobada por el ayuntamiento y con su núcleo zoológico aprobado. Es muy importante cerciorarse de estos puntos.

Una vez construido en lo esencial, el refugio debe mantenerse en buenas condiciones, lo que es casi tan difícil como crearlo: las condiciones de salud y limpieza de los animales deben ser óptimas y no vivir hacinados, esto se consigue mediante el trabajo dirario de los voluntarios y de la gente contratada, así como con aportes económicos constantes.

El cupo de animales abandonados rápidamente de alcanzará, y por ello la mayoría de protectoras siempre están al límite de sus fuerzas. Muchas de ellas tienen que tomar decisiones de que haran con los animales nuevos que llegan mientras estén llenos: no se puede superpoblar el refugio por riesgo de propagación de enfermedades, peleas, stress de los animales… etc etc. Todas las protectoras surgen para la ayuda de los animales, y por ello para ellas el sacrificio (a menos que sea por motivos de salud del propio animal) está prohibido, así que la solución, por muy penosa que sea, supone no meter más animales hasta que salgan otros. Algunos voluntarios hacen de “casas de acogida”, cuidando a esos animales en su propio domicilio hasta que quede un hueco. Otro error fatal supondría la adopción sin más a cualquier persona que pida un perro o un gato. La mayoría de asociaciones hacen un preseguimiento a los posibles adoptantes para evitar más abandonos.

La labor de las protectoras no se conoce demasiado por la mayoría, ya que existe poca información al respecto. Lo peor de todo, es que el mal funcionamiento de unas pocas, a veces mancha el nombre del resto, y por ello creo que merecen desde aquí una difusión a su trabajo.

Estos centros suelen ser la última oportunidad de los animales abandonados, donde esperan a ser adoptados mientras se les proporciona alimento, cobijo y cuidados veterinarios, además de cariño. Además, las protectoras suelen realizar actividades o difusiones para la concienciación animal, fomentando la adopción, el no abandono de animales y la esterilización.

Las protectoras suelen ser muy celosas con las personas a quienes dan sus animales, por la razón de que dar en adopción un gato para que en dos meses vuelva a ser abandonado no es un buen negocio. Por ello, suelen realizar una serie de cuestionarios a las personas interesadas y tardar un tiempo en formalizar la adopción. No te sientas ofendido por la cantidad de pasos que suelen realizar, es algo lógico si pensamos que buscan el máximo bienestar de los animales que cuidan.

La mayoría de ellas harán un contrato de adopción donde especifiquen las obligaciones y derechos del adoptante. Las más comunes suponen garantizar el bienestar del animal, permitir a la protectora informarse de cómo va el animal, esterilizar (o bien lo dan ya esterilizado)… etc etc. A veces también suelen pedir algo de dinero para cubrir parcialmente los gastos veterinarios que el animal ha supuesto para el centro. Las buenas protectoras suelen hacer casi siempre este tipo de documentos.

Las formas en que puedes colaborar con las protectoras no se limitan sólo a la adopción o la aportación económica directa. Tu tiempo es muy valioso para ellas, y colaborar de forma activa, cuidando a los animales, recogiendo animales de la calle, difundiendo casos de abandono… es también importante. También suelen realizar actos benéficos, como mercadillos o ferias de adopción, donde puedes comprar sus productos (el beneficio irá para los animales) o colaborar también. Incluso, si la protectora lo considera adecuado, puedes ser casa de acogida.

Si no tienes tiempo, puedes también apadrinar un animal. Esto significa donar periódicamente dinero para el mantenimiento de un animal que elijas, hasta que sea adoptados por otra persona. La protectora suele darte noticias de cómo va el animal que has apadrinado, y puedes visitarlo si así lo deseas.

Hay muchas formas de colaborar, y entre todos, poquito a poco, podemos ayudarles. Te recomiendo pasarte por las webs de varias protectoras para conocer qué modos de ayuda puedes prestarles.

Si te has decidido por la adopción, enhorabuena. Es recomendable visitar varias protectoras y hablar con los responsables para ver cómo trabajan y mirar a los animalitos que cuidan. Sus historias son muy variadas y muchas, muy tristes. Darles un final feliz a estos animales está en tu mano, ya que todos merecen una oportunidad. Recuerda que la adopción es un asunto para toda la vida, y si hay una posibilidad de que el animal vuelva a ese lugar, no deberias adoptarlo. Así mismo, sería bueno que te dejaras asesorar sobre que tipo de animal es el más adecuado para ti (juguetón, tranquilo, adulto, grande, pequeño…).

Si adoptas un animal, salvas dos vidas. La del animal que está en el refugio y el que está en la calle esperando a ocupar el hueco vacío. Es una posibilidad a pensar seriamente.