Majestuosos,
aristocráticos, elegantes… los gatos blancos siempre han despertado curiosidad
en los seres humanos. El color blanco resulta muy llamativo a plena luz, dando
a estos gatos una apariencia resplandeciente, nívea. Desde el principio de la
domesticación y crianza, el color blanco era altamente apreciado pero sin
embargo, resulta un color inapropiado para una especie cazadora, a menos que
esta especie viva en las montañas nevadas (como puede ser el caso de algunos
felinos).