viernes, 27 de septiembre de 2013

Los gatos como depredadores de la fauna y sus problemas.Control poblacional felino.




Que los gatos tienen un instinto de caza muy grande es algo que cualquier dueño de gato sabe. Para los gatos, cazar es parte de su vida.

Este instinto provoca, en ocasiones, problemas ecológicos, máxime cuando hablamos de animales sueltos sin ningún tipo de control humano.

Vamos a tratar el tema del impacto ecológico de los gatos domésticos en el ecosistema, un tema muy interesante sugerido por Cris a través de nuestro Facebook.



Los defensores de la fauna salvaje dicen que es preocupante el nivel  de predación de los felinos. George Franklin, presidente de  Conservación de Aves Americana, cree que la predación felina es la causante de que la población de una de cada tres aves americanas estén declinando. En un estudio realizado en 2012 publicado en Nature, Peter Marra y colaboradores recabaron encuestas y estudios piloto a nivel nacional, estimando la tasa de predación felina en 2,4 billones de aves y 12,3 billones de mamíferos. Para este estudio se eligieron encuestas y otros estudios con un tamaño muestral adecuado y de una cierta rigurosidad, aunque sin embargo, se admite que los rangos estimados son amplios y en ocasiones, con inseguridades. Sea como fuere, este artículo reabrió el debate (muy intenso en EEUU) sobre el gato como eliminador de la fauna local. El estudio atribuye que las muertes de pájaros son en un  29% (11% de mamíferos) debidas a gatos domésticos con acceso al exterior y el resto a gatos sin dueño.


Pero, ¿es cierto que el gato es un destructor de la fauna?.

En primer lugar, hay que destacar que los estudios para caracterizar el impacto del gato en la fauna son difíciles de generar. Un ejemplo de técnica utilizada supone realizar llamadas al azar o encuestas que dependen de lo que el dueño del gato ve o recuerda. También existen estudios a largo plazo, en los que los dueños van apuntando el comportamiento depredado del gato en un periodo de tiempo.

Los estudios realizados por científicos incluyen observaciones directas, el análisis del estómago o las heces de gatos, colocación de collares radio transmisores y el análisis de las presas.

Los estudios realizados con encuestas por dueños tienen varios problemas. Para empezar, muchos dueños piensan que el estudio es una pérdida de tiempo, realizándolo de modo “regulero” o bien ni siquiera realizándolo. Además, un estudio realizado en un área pequeña (como una sola ciudad), puede no ser aplicable a una región mas amplia. Los estudios de gatos urbanos pueden no ser extrapolables a los gatos que viven en áreas suburbanas o rurales. Y estos estudios, que no son realizados “cara a cara” no son verificables directamente, puesto que no sabemos ni tan siquiera si el que lo realiza tiene un gato. Esto incluye la propia percepción del dueño sobre su gato: un dueño que piense que su gato es un angelito, siempre tenderá a pensar que no caza, mientras que n dueño convencido de los super poderes cazadores de su gato, tenderá a adjudicárselos. Por no mencionar que los estudios que dependen de la memoria humana son francamente cuestionables.

Los estudios a largo plazo son mucho más robustos. No dependen de la memoria del dueño y tan sólo se le pide que vaya anotando. Sin embargo probar que el gato es el verdadero predador de una presa a veces es complicado. ¿Quién sabe si el pájaro que lleva en la boca no estaba ya muerto?...¿o por el contrario se ha comido al pájaro y no queda rastro, siendo imposible su anotación?.


Los estudios realizados por científicos suelen realizarse por observación directa, aunque pueden tener los mismos problemas que en el caso de los estudios realizados por dueños. Y los estudios realizados por contenido estomacal, son, a veces, éticamente bastante reprobables, aunque existen algunos realizados sobre gatos muertos de manera natural o sobre heces. Estos estudios tienen como inconveniente el estudiar tan solo una parte de la comida que ingieren los gatos.
Una interesante iniciativa griega ha colocado cámaras en los collares de 60 gatos para observar sus hábitos durante 7 a 10 días. Aunque el tiempo de estudio es muy corto, este estudio ( http://www.kittycams.uga.edu/index.html) ha permitido observar algunos hábitos interesantes de los felinos domésticos. Los resultados indican que sólo un 44% cazaba, y que la mayoría eran mamíferos pequeños, reptiles e invertebrados. Además se observaron alarmantes conductas en estos felinos, como cruzar carreteras, beber de sitios nada recomendables, entrar en lugares peligrosos y otras serie de peligrosas situaciones.

Los resultados obtenidos en los estudios de predación son muchas veces extrapolados para determinar el número de presas muertas en un estado o nación. Por ejemplo, la Asociación Americana para la Conservación de las Aves dio a conocer  un estudio realizado en Inglaterra encontrando que la población felina británica había matado al menos 300 millones de presas al año. Sin embargo, el estudio original no decía nada de estos datos: en el estudio, las presas cazadas de 986 gatos de Gran Bretaña (excepto Irlanda e islas) se recopilaron durante 5 meses y se llegó a calcular que la media de presas cazadas era de 11,3 presas por gato durante el periodo estudiado. Algunos peros que se le podían poner al estudio era que parte de los participantes del estudio eran de una sociedad protectora de mamíferos, potencialmente predispuestos y preocupados por la extinción de pequeños animales (admitido por varios de ellos). Las presas que se contaron eran las presas que los gatos traían a casa, obviando que la presa pudiera ya estar muerta. El estudio decía que el 91% de los gatos había traido al menos una presa, contradiciendo otros estudios que encuentran que solo un 35-56% de gatos cazan. Además, el periodo de estudio era corto (5 meses). Sin embargo, lo mas curioso es que el estudio, concluía que “la estimación de presas debe ser tomada con cautela ya que puede no ser adecuada al impacto sobre la vida salvaje”. Sin embargo, este comentario es, a menudo, completamente ignorado por asociaciones que usan estos estudios y datos como escudo para erradicar la población felina. 

Un último apunte acerca de un aspecto que muchos estudios ecológicos sobre el impacto de los felinos no suelen destacar. Las interacciones entre los animales que pueblan un ecosistema son complejas y muy interrelacionadas. Los gatos ocupan un lugar predatorio natural, que ha ocurrido siempre, y por tanto, es natural que existan en un ecosistema sano, como controlador de plagas. El hecho de que puedan actuar negativamente, tiene un factor humano muy grande, ya que somos nosotros los que hemos creado ecosistemas aislados, frágiles y desestabilizados. Esta fragmentación es debida al avance de las ciudades, carreteras, plantaciones…etc. La eliminación de especies mediante venenos provoca también desestabilización del ecosistema, asi como la introducción de especies extrañas en ecosistemas diferentes. ¿Tienen en cuenta estos estudios sobre depredacion felina el nivel de degradación de la zona estudiada?.


Después de todas estas consideraciones…¿Qué sabemos de la conducta predatoria de los gatos?.

Varios estudios consideran que aproximadament el 36-56% de los gatos cazan (Fougeren 2000; Perry 1999; Reark, 1994). La cantidad de presas varía bastante entre gatos individuales. En un estudio el 70% de los gatos cazó menos de 10 presas, mientras que el 6% cazó 50 animales (Barrat, 1998, 1997).

Los gatos son animales oportunistas y utilizan cualquier fuente de alimento disponible, incluidas las basuras humanas (Berkley, 2001, Winogard, 2003). Los gatos que cazan suelen cazar mayoritariamente mamíferos (Berkley, 2001; Fitgerald, 2003), ya que su estilo cazador de esconderse y esperar no es adecuado para las aves. A menudo la ingesta de aves suele deberse a pájaros que ya están muertos o heridos (Berkely, 2001).

Es decir, que exceptuando en hábitats especialmente frágiles (como islas que tienen ecosistemas muy aislados), la mayoría de las veces el gato ocupa tan sólo un lugar predador natural o incluso ocupando el lugar de predadores que el hombre se ha encargado de llevar a la extinción (rapaces, visones y especies similares…etc).

¿Qué ocurre en estos hábitats frágiles?

Una de las extinciones más llamativas provocadas por gatos ocurrió en una isla, la Isla Stephens, en Nueva Zelanda. En 1984 tres fareros y sus familias (que incluían gatos) se encargaron del cuidado del faro de esta islita de un kilómetro cuadrado. Tras adaptarse, los gatos comenzaron a traer sus presas al faro.


David Lyall era uno de esos fareros, y ornitólogo aficionado, y un dia descubrió entre estas presas, un pájaro que nunca había visto. Asi que envió algún ejemplar a Londres, desde donde tardaron algún tiempo en responderle. Nadie conocía ese pájaro, era una especie nueva y lo llamaron Xenicus lyalli, era un pajarito insectívoro incapaz de volar, como pasa con algunas especies adaptadas a islas sin depredadores naturales. Demasidado tarde. El gato del farero, en un solo invierno, exterminó a todos los Xenicus lyalli de la pequeña isla.  No tenemos que irnos tan lejos como Nueva Zelanda. En España, en las Islas Canarias, se introdujo al gato hace dos mil años, que provocó la extinción de aves poco voladoras como la codorniz gomera, el escribano patilargo… e incluso animales mas grandes, como la rata gigante de Tenerife o el lagarto gigante de La Palma.

En Nueva Zelanda las cosas han ido mas lejos, y hay autenticas campañas que incluso abogan por la desaparición total de los gatos, prohibiendo tener esta mascota. Se postula que los gatos han contribuido a la extinción de 9 especies nativas de aves (Medina, 2011), que afectan a 33 aves en peligro de extinción y que matan a un ritmo superior a la tasa de cría (Van Heezik, 2010) , que un solo gato feral mata 102 murciélagos endémicos  y que alrededor del 40% de los pájaros nativos están ya extintos y el 37% restante esta en peligro (Miskelly, 2008). Los gatos que viven cerca de las zonas salvajes son los más problematicos aunque pueden llegar a merodear por 69 hectáreas (Metsers, 2010). La página web http://garethsworld.com/catstogo/ aboga, sin tapujos, por la eutanasia absoluta para todos los gatos de Nueva Zelanda, rechazando incluso los métodos de control poblacionales de algunas asociaciones pro-gatos (están asociaciones controlan colonias atrapando gatos, esterilizándolos y cuidando las colonias). Incluso responden a la pregunta “¿Sugieren que simplemente eutanasie a mi gato?” con un “No necesariamente, pero es una opción”. Menos mal que luego te dan la opción de mantener a tu gato en casa las 24 horas, sin permitir acceso al exterior.

Problemas similares ocurren en islas de especial aislamiento, como en Hawaii. Las islas que han sufrido una evolución aislada, sin depredadores, son muy sensibles a la introducción de felinos, y en estos casos, las precauciones deben ser máximas.

¿Qué podemos hacer?

En cualquier caso, vivamos en una isla o en el continente, somos nosotros los que debemos controlar a nuestros amigos felinos, y como ya hemos repetido en este blog hasta la saciedad, los gatos domésticos son mascotas de interior que no deben tener acceso al exterior, excepto de modo controlado (cerramientos).
Tanto por su propia seguridad (muchos de esos estudios con camaritas en los collares reflejan conductas más que peligrosas) como por la seguridad de la fauna. Repetimos, NO DEJES SUELTO A TU GATO.


Los gatos que tengan acceso a un jardín vallado, pueden además como mecanismo de control adicional, llevar un cascabel que impida una caza. El cascabel debe quitarse cuando el gato no este en el exterior, y tampoco evita totalmente la caza, puesto que los gatos aprenden  a moverse despacio para evitar que suenen.

Por supuesto, mantenerlos esterilizados y microchipados para que, en el caso de un escape, sean rápidamente localizados y no provoquen crías no deseadas.

Bien, ¿Qué ocurre con los gatos sin dueño que andan por la calle?. Salvo en el caso de ecosistemas sin depredadores naturales, donde realmente la presencia de un felino puede acarrear consecuencias desastrosas (y cuya solución es muy difícil), los ecosistemas del continente mantienen depredadores que nivelan la población de presas.

La eliminación (eutanasiando o trasladando a los animales a otro sitio) de los gatos en un lugar no suele dar buenos resultados. Rápidamente son reemplazados por otros gatos de lugares cercanos, que empiezan a procrear de modo rápido, con objeto de rellenar el nicho vacío.

Además, la erradicación de áreas grandes es prácticamente imposible. En 1949, se introdujeron 5 gatos en la Isla de Marion (12x8 millas). En 1975 había 2500 gatos en la isla, matando la fauna local. Se infecto deliberadamente a estos gatos con el virus de la enteritis felina, que mato al 65% de la población, y el resto desarrollo inmunidad. Para matar a ese resto, se llevaron perros terrier. Entre 1986 y 1989 el resto de gatos se mataron mediante la caza. Finalmente, se usaron venenos. Llevó 16 años de crueles métodos de exterminación el erradicar 2500 gatos de una islita pequeña y aislada…¿creeis  que es posible hacerlo en un ecosistema abierto continental?. En 1992 se intento en Australia, en una zona del suroeste de 10 kilometros cuadrados. Se mataron casi 800 gatos a tiros en unas semanas. El efecto “embudo” hizo que los gatos de los alrededores acudieran y procrearan, resultando que esa zona acabo más densamente poblada que antes. Y ha ocurrido muchas más veces cada vez que se intentan estas técnicas.

Existe otra solución: el control poblacional de los gatos ferales. Una población mediana y estable de gatos en aceptable para humanos y para la fauna local. Para ello, se llevan a cabo campañas para promover la
adopción de los gatos que sean amigables o domesticables y los que no lo sean (o sea imposible porque no salen adoptantes) se aplica la técnica de “Atrapar-Esterilizar-Soltar”, es decir, se evita la reproducción indiscriminada de animales, manteniendo una población que caza plagas como ratas y ratones, pero que no provoca estragos insalvables. Estos gatos además son vigilados para evitar que proliferen las enfermedades entre ellos y el resto de la comunidad en la que viven. También la cantidad de alimento es controlada, para evitar que otros gatos sean atraídos a la zona.

Asi que, recordad. Aunque el gato fuese un depredador peligroso para el medio ambiente, no sólo él tiene la culpa. Los seres humanos hemos provocado la superpoblación felina (abandonando animales, desperdigando basuras, fragilizando ecosistemas, eliminando especies, introduciendo animales donde nunca debieron estar). Colabora con el control felino esterilizando, identificando y manteniendo a tu gato en el interior. Es lo mejor para él, para ti y para el ecosistema.


2 comentarios:

  1. Realmente interesante eta recopilacion de datos acerca de los gatos y su efecto sore la fauna local... nunca habria imaginado que pudieran causar semejantes problemas.

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